¿Quién conduce? ¿Quién lleva el coche? ¿Y si nos tomamos unas cervezas? ¿Dónde podríamos aparcar?
¿De veras crees que pasar un día fuera con tus amigos o familiares necesita tantas preguntas? Déjate llevar y sólo pregúntate si tomarás salmorejo o si te inclinas por algo más contundente. Sea cual sea el destino, preocúpate sólo por aquello que vale la pena. El resto es cosa nuestra.